ARGENTINA CAMPEÓN MUNDIAL X 3:

Lisandro Martínez: desde el Barrio Molino de Gualeguay a la Gloria Eterna

Se dijo cuando empezó el Mundial que había un dato que nos hacía ilusionar. En todos los planteles campeones hubo un gualeyo: ahora, Lisandro Martínez.
miércoles, 21 de diciembre de 2022 · 10:30

Cuando en la pantalla gigante ubicada en la Plaza Constitución, corazón de la ciudad de Gualeguay, se lo vio a Lisandro Martínez subiendo al escenario a buscar su medalla de campeón, explotó una ovación. Algunos tienen la remera de la selección con su nombre. Se grita al unísono: “Licha, Licha”.

Entre los que aplauden hay gente que recuerda su paso por el fútbol local. Otros piensan en él como vecino, su infancia en los potreros y en las calles que lo vieron crecer.

La caravana en la ciudad es una locura total. Recreó lo mismo que sucedió en todos los rincones de la patria. A través de la historia de las raíces de nuestro héroe local vamos a tratar de entender de qué material están hechos los sueños.

Contraste

Apenas uno pasa la frontera del Bulevar San Juan se da cuenta que entra en territorio popular. Atrás quedaron las calles de asfalto y los cordones cuneta prolijos del centro. Faltan veinte minutos para que se decida la suerte de Argentina en el Mundial. No anda un alma por las calles del barrio Molino. Vecinas y vecinos ya están frente al televisor con sus rituales de siempre para ayudar a que la pelotita entre. En esta zona hay otro motivo para ilusionarse.

Un chico que se crió en estas calles, que pateó en estos potreros, que se subió a estos árboles que resisten de pie como en pocos lugares de la ciudad, está a miles de kilómetros defendiendo los colores de la patria. Esta vez no van a ser noticia en los medios de comunicación por el estigma del delito, que tantas veces les colgó un cartel que no merecían. Un hijo pródigo de estas calles está a un paso de la gloria eterna.

Polo industrial

“Pájaro” Mori ha vivido casi toda su vida en el barrio y lo cuenta con orgullo. Es parte de la memoria viviente de este puñado de casas: “Esto era un emporio industrial” recuerda con una voz que evidencia un paso por los medios de comunicación, la publicidad y la animación de los bailes. El nombre se lo deben al Molino Santa Luisa, fundado por Don Pedro Armelín, un apellido que forma parte de la gran inmigración del Véneto que caracterizó a Gualeguay en el siglo XIX.

Armelín “fue un visionario” según Mori porque “compraba los baldíos cercanos a la planta para que los obreros pudieron construir su vivienda”. Las primeras viviendas eran mayormente ranchos y quinchos de paja hasta en el techo. En el molino se fabricaban fideos y subproductos del trigo. Se trabajaba fuerte: “Nosotros veíamos a los hombreadores que subían las escaleras todo el día con bolsas de setenta kilos de trigo y ochenta las de harina”.

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